La sombra que me guía

Hoy, ya cansado de caminar por los senderos de esta frágil realidad, voy a intentar hacer un saltito, un bypass, para solo mojar mis pies en un consiente surrealista.
Estimulado por una cabeza que entra en su ciclo de vaivén, por unos asimétricos ojos que se encuentran empañados por la pesadez de los párpados; ya vencidos por la gravedad, les quiero contar...
Hace tanto pero tanto, tanto y tantos tiempos, que desfallezco ante la seducción del insomnio, y es aquel, el que hoy logra estimular mi subconsciente, ese muchas veces dormido, y tantas mas reprimido, pero sin embargo, incapaz de silenciar sus gritos. En una trasnoche que supo convertirse en mi musa, un soplo de inspiración, un puente deseoso de vulnerar esas difusas e internas fronteras, que asemejan a las venas que por mis manos serpentean, intentando delimitar mis ideales. Siempre corro tras mi sombra, dentro de un ciclo de penumbras, y no se, como ella, día tras día, noche tras noche, sueño tras sueños logra evadirme. Solo encuentro sus migajas, aquellas que dejo caer en su huida, para no perder el rastro de su juicio, el camino a la coherencia, el principio a los principios; forjados antes del pasado. En estos lapsos y no por ser indulgente, tengo que reconocer, que los gritos solo fueron escuchados por sus oídos, esos que le acercaron papel y pluma a este intransigente, para compartir sus locuras. Oídos y halagos sublimes, ciertamente inesperados, pero noblemente aceptados, que embriagan como el mejor licor, a mis vagas imágenes. Creo que ya es en vano aclarar, la dirección de los pergaminos acá expuestos, la tinta fantasma por derramar, pues solo le di un espacio a mi solitario corazón; aquel ansioso de manzana, para expresar el sentido de sus latidos. Palpitaciones de luchas, de deseo por crecer, por mejorar, mil veces entorpecida por los sentimientos que descontentos con el manejo de la razón me lo hacen trastabillar. Ahora que el caudal fue creado, la dirección impuesta, solo busco esa turbulenta marejada de conceptos, con el fin de descubrir mis pupilas y dejarme ver mas allá de la cotidianidad de mis horas. Y me zambullido en mis nuevos libros, en mi mente empalagada de metamorfosis, en charlas sin sentido, de amigos recreados, aunque siempre conciente que me colman de una satisfacción insospechada. Numerosas veces me eh siento como un feto, virgen de literatura, intruso en el arte de la expresión, intentando pintar un cuadro con excusas, con pinceles insuficientes de peluche; y ahora me animo, con mi estilo, con mis trazos saturados de bochitas navideñas, a dar el primer brochazo. Esta mitad de camino, es el principio de un final inaccesible, ahora, para mi intuición, solo voy a dar pie a mas pavimento, dejando en manos del carruaje mi calzada.

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