Neurosis, Costumbre, o Malos Hábitos ?

Esta altamente comprobado que el abuso sistemático del cerebro converge en acciones completamente delirantes... Tal es así, que desde una cesión de estudio hasta una comida, intercambia matices con los ritos mas extravagantes.
Después de tanto tiempo de perfeccionamiento estas remonias quedan impregnadas en el inconsciente, un inconsciente que muchas veces pasa a ser inapetente para la realidad colectiva. Por ese motivo y sumándole el hecho que los gritos de delirio por una fantasía casi desnuda ensordecieron mi cabeza esta madrugada, es que ahora pienso recubrirla con el manto de MI realidad.
Ya es un acto consistente, que al sentarme con los libros necesito aplacar de alguna forma los ecos que el silencio causa dentro de mi y no encontré nada mejor para esas ocasiones, que sumergirme en una espesa bruma de azúcar, sahumerios y melodías.
Puedo perderme en forma casi adictiva en la masticación, uno tras otro, de esos gajitos azucarados, hasta el momento en que mi paladar se subleve ante el exceso de mielina. Y ni contarles del indescriptible placer que se siente al cincelar esas gallinitas, primero cortando su cabeza y luego, haciendo un poco de succión, extrayendo el néctar empalagoso de sus entrañas recubiertas de almíbar.
Pensar que tantas sensaciones para engendrar siempre están en oferta, y a un precio regalado, en el Royal...
Después intento confundir mente, insuficiente de claridad, al sumergirme dentro de una habitación saturada de humo y melodía, de fragancias y sinfonías, que muchas veces intentan intoxicarme. Logro observar, como esos sahumerios se consumen en lo finito del tiempo, en como mas de una ves, sus cenizas desde lo alto de mi repisa, tiñen algunas paginas y a mi pelo de gris, al no encontrar un sustento mas que la implacable gravedad.
Un cuarto pletórico de acordes relativistas, un concierto que me compaña en forma deferente por las distintas etapas de mis libros. Desde Johann Sebastian Bach, beethoven y un poco de Pink Floyd para consumir la teoría hasta la mas absurda variedad de Rock Nacional para ejercitar la practica.
A veces me es difícil justificar la mayoría de mis fiebres, ante los ojos críticos del montón, pero como todo hijo de la propia fantasía, del propio ser, y de las costumbres arraigas, es discriminado o mal interpretado por las ciencias de los otros.
Quizás no tenga que justificarle a mi intimidad, el regocijo de mis dedos al palpar las texturas de algunos alimentos antes de llevarlos hacia mi boca. No voy a excusarme frente a unos cubiertos que muchas veces son innecesarios o ante los bordes que limitan una milanesa, a la hora de su extirpación...
Y esos vicios que tiempo atrás pugnaban si existencia ante la rutina diaria, y que hoy se arropan con ella. Ese chocolate que rompió la barrera del acne para acurrucarse cada noche, después de la cena, en mi paladar y estimular algunas de mis noches. Ese bendito auricular que tantas veces fue mas compañero que mi propia sombra, mas sabio que mi insomnio y mas interesante que una mujer. Ese que observo y padeció tantas guerras que ahora es solo un engendro de su primer ser, pero aun demolido y con cicatrices sigue fiel a su ritmo.

Al intentar vestir estos pocos hechos cotidianos con los harapos, que por el momento puedo tejer, me limitaron el comentario de tantos otros, pero que no, por la mera exclusión de su relato, dejan de ser exquicitos ante mis ojos. Quizás en post de ellos en algún tiempo surja otra estofa.

0 Comentarios:

Publicar un comentario

Free counter and web stats