Heme aquí, desparramado sobre un confortable sillón, en una noche blanda y permeable, frente a lo que fue un dialogo tan discontinuo como absurdo y absolutamente esquelético; vacio de deseos y sentimientos…
Desde tiempos que me asfixiaba la tentación de claudicar, de concluir, de cerrar ese capitulo, pues vacilaba en encontrar respuestas entre tus labios, o asilo en el silencio de tu mirada; para entonces, ya había aprendido a mirarte y entendí, que detrás de todas esas máscaras inevitables, continuabas siendo la misma…
Transitando esa inexorable realidad que decidimos construir, admito que a veces necesitaba cambiarle el nombre, la forma, el sabor; pues me era imprescindible disfrazarla para encontrar en ella trozos de prosperidad.
Fue de ese modo, como me acostumbre a convivir entre el colapso de un universo real, y otro plagado de ilusiones; donde me agazapaba entre sus límites para ver merodear mi felicidad.
En ese universo real lograbas asesinarme de a ratos, por el hambre de un beso, la pereza de una impiadosa mirada, o quizás la falta de algún frenético susurro que atesora cualquier amante. En el, tenia que inventar excusas para prevalecer, y sostenerme de espejismos que alimentaran mi fe…
Cuando me encontraba inmerso en esa realidad, detestaba pensar que la costumbre se había vuelto fiel compañera de la resignación, que el conocerte me condicionaba a quererte, pero me impida amarte mas; que prevalezca el frio pese a aquellos intentos fallidos y a tantas palabras perdidas…
Con nuestro tiempo, aprendí a callarme para no herirte. Pero ese silencio alimento tu incertidumbre, jugo con tu imaginación y acrecentó los ladrillos de ese impetuoso muro.
Me enseñé a tocarte para complacer, y me enfrente a un cuerpo que perecía sobre las sabanas mientras los gemidos se perdían en el mutismo de un cuarto frio y oscuro.
Nos instruimos para un beso, pero aun amnésicos de condescendencias, lograbas desvanecerlos entre labios secos y distantes de placer.
Vaticinábamos un rotundo final, pero optabas por masticar tus palabras y silencias tus sentimientos, antes de luchar por una oportunidad.
Sin embargo, en el mundo de las ilusiones, podía perderme en tus pupilas pues no encontraba palabrerío que preceda a tu mirada, nuestros labios se deleitarían en el zaguán de los besos robados, y en el vaivén de las pieles que estremecen nuestras voces, siempre podíamos crear una burbuja, permeable y alimentada solo por el sudor de nuestros cuerpos…
Pero, a pesar de todo, no podía continuar aferradome de ilusiones, eludiendo día a día la tangible realidad; y deje de hacer oídos sordos a tus continuas eh inevitables dudas, a tus silencios, a tus distancias…
En este tiempo sin verte, he pensado mucho en vos, y si deje una herida en tu interior, quiero que sepas que esa herida no solo es tuya; te pido no me odies por eso. Soy un hombre imperfecto, mas de lo que imaginas, pero se que no puedo esconderme en mi caparazón y dejar que las cosas pasen.
Si en estas palabras hay algo que te molesta, te pido disculpas.; sólo estoy tratando de ser sincero y expresarte mis sentimientos.
"Esperar duele. Olvidar duele. Pero el peor de los sufrimientos es no saber qué decisión tomar".
Paulo Coelho