Retrotrac: Pichi Traful

Hoy no se me escapo el sueño, esta vez, no quería perderlo y corría tras esa ilusión…



Se vivía sin esfuerzo, no existía el arrepentimiento del pasado ni nos importaba mucho el futuro, todo se extendía, y a la vez se limitaba en el día a día.
Arribando a un excéntrico y recóndito paraje, luego de ilimitadas discusiones con lo que ahora solo considero una visión, una mirada hipnotiza el panorama. Una rubia mujer disimulada tras una celosa lona me mantuvo en vela durante el resto del día, incitando en mi, un sentimiento que aun busca su identidad.Transitaba aquel territorio sin buscarte, pero sabiendo que lo caminaba para encontrarte. Tiempo de colecta, de siestas, de lluvias cronometradas, de ladrones sin mascaras que hundían nuestros bolsillos con migajas de pan; mientras, continuaba esperando tu vuelta.
Las luces se apagan a mi alrededor, y el acido humo del verde cadáver hace alianzas con las sombras de la luna para envolver mi cuerpo. Estaba temblando en la oscuridad, cuando esa propuesta en comunidad y tu extraña vos, hicieron bailar a mis fantasmas. Una entrada cotizada en marchitos cadáveres y embaces repletos por alcoholes calientes, estimulaban un culto al fuego circundado por anónimos seres, que junto a extraños impostores del canto, me separaban de tu cuerpo. Mi soledad se sentía tan concurrida cuando el paso de las estrellas alentaba mi cansancio, que decidí contar minutos para desfallecer bajo la fría lona de mi bolsa, y resignarme a tu ausencia. Pero, algo tenía que suceder, sin sentido para mi memoria, apareciste frente a mí, y colmada de una considerable calma, me convidaste tus palabras. Simulábamos la ausencia de nuestros cuerpos, inconcientes del tiempo, del frió, de los ajenos, compartimos risas, letras y hasta sueños. Tal fue la deserción, que nos encontramos rodeado de la absoluta ausencia del mundo, juntos frente a las cenizas de aquella noche, y para evitar que las palabras desgasten el tiempo, rosé tu carne con mi piel. Labios compartidos que sometían a una prófuga lengua. Abrazando los cuerpos al silencio, mientras nuestros labios se envolvían en placer, los inevitables bostezos daban la venia de aquella noche invitando al cruel e inoportuno amanecer. Un último beso antes de sucumbir ante el sueño, y tu necesidad de dejar el próximo trozo de historia en manos de un infame destino me aparento coherente; al menos, en esas circunstancias.
El despertar por insolación dentro del refugio incitaba una nueva partida, un nuevo sitio, pero no podía evitar sentir que en alguna parte de mi cuerpo habitó un trozo de tu olor. Mientras busco encontrar en tus ojos los motivos de alguna estabilidad, fingíamos como dos desconocidos, hasta que tu mirada me desarmo. Deseaba ir a buscarte, mientras esperabas mi respuesta sobre la playa, y asi perderme nuevamente en tu piel. Solo que esta vez, el ego lastimado por esas palabras que nos limitaban al destino, tomo su mochila y partió sin rumbo.
Ahora, se que no puedo vivir el presente añorando el pasado, pero el futuro mismo no me da ninguna pista de tu ser; y se que dejamos algo mas…

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