Admonitus

Ayer no se que sucedió, si fue el bendito clima o el habilidoso mosquito que no dejaba de evadir mis cachetazos, pero no podía conciliar el sueño, y mientras planeaba el mas extravagante de los crímenes para ese tortuoso insecto, me quede consultando algo con mi almohada…

Hacia días que algo rondaba en mi cabeza, y fueron palabras de varios intrusos, las que ahora deambulaban entre mis cavernosos pensamientos. Por que es se miedo idiota el que nos haces escojer con la cabeza lo que es del corazón ?. Por que anhelamos el olvido cuando el corazón intenta darse a la realidad ?, por que nos escondemos tras murallas impenetrables cuando alguien esta dispuesto a darnos mas que su garrocha ?. Aquellos muros que supimos alimentar con tanto temor y desconfianza, forjados con ladrillos de un laberíntico corazón, son los que hoy nos limitan al momento de dar el voto de confianza, de compromiso, al firmar ese muto acuerdo. Comprendo que la vida en mas de una ocasión no dio sus mejores tortazos, pero lo que no logro concebir es por que seguimos inclinándonos ante esas cicatrices, cuando solo deberían ser el recuerdo de un inferior y vago peldaño.
Eh aquí la paradoja, YO quiero amarte, quiero que lo intentemos, pero, mi otro YO esta temblando. Se que nadie quiere volver a sufrir, pero ahora los recuerdos usurpan el papel protagónico, y son esas viejas heridas que creíamos cerradas las que en este momento destilan su pestilente liquido, con aroma a temor e inseguridad, y estamos tan dopados por sus fragancias que solo vemos miedo e incertidumbre en la mutua realidad.
De pronto, torcemos la mirada por sobre nuestro hombro y vemos un gran bolsa cargada de rocas, algunas enormes, otras, sin embargo, mas pequeñas, pero lo que llama nuestra atención no es el terrible peso con el que cargamos, si no la leyenda que dice, “el tiempo no es la excusa”.
En nuestro pasaje estamos expuestos a toparnos con numerosos y diferentes escenarios, y yo soy de esos actores que le gusta leer el libreto, escojo arriesgarme, y no dejo que los recuerdos de una frustrada obra nublen mi juicio; pues a mi entender, si así fuese, pasaríamos tanto tiempo deliberando la letra que llegamos tarde al estreno…
No me interesa en lo absoluto enroscarme con viejas historias, y mas aun, cuando la pluma esta goteando ansiosa sobre un trozo de papel, pues soy yo el que decide el mítico orden de las palabras. Es por esto que me seduce pensar en que esas cicatrices solo están ahí, adornando cuan medallas al corazón, para recordarnos que el pasado fue real y que podemos seguir alimentando nuestras esperanzas…

1 Comentarios:

Anonymous Anónimo dijo...

Me resulta extraño leer palabras tuyas,...que suenan a que fueran mias...me resulta extraño, y a la vez me alegra, coincidir en tiempo, y pensamiento con ud señor poeta. Muy lindo, y demasiado real. Q bueno haberte encontrado.

junio 25, 2008 3:18 p. m.  

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